La disfemia o tartamudez se trata de producir repeticiones de fonemas, sílabas, palabras, revisiones de palabras o frases, producir una fonación disrítmica; o pausas de tiempo mientras se produce el habla con tensión física o movimientos realizados como ayuda para salir del bloqueo.
Durante la transición del lenguaje simple al lenguaje complejo en niños de dos a cinco años, se puede producir de manera natural, y tender a remitir espontáneamente cuando se adquieren unas competencias lingüísticas óptimas. La disfemia puede iniciarse entre los 18 meses a los 9 años de edad (Bloodshein,1969) y según Johnson (1959) no se produce de manera instantánea. Ésto no quiere decir que lo más óptimo sea que durante los 3-5 años de edad se tienda a esperar o ignorar dichas conductas sin revisión. En esta etapa, es fundamental la valoración por un especialista del habla, como es un logopeda; el cual valorará los diferentes factores que intervienen en su comunicación, antecedentes familiares y patrón de habla utilizado para crear un diagnóstico. Ya que no es lo mismo la repetición de palabras, sílabas o sonidos; su duración y si existen o no familiares con trastornos del habla o lenguaje. También es importante cómo tanto el niño, como el entorno que lo rodea, afronta estos bloqueos y si éste comienza a utilizar la evitación ante determinados actos comunicativos o palabras que anticipa su dificultad de producción.
En este tipo de tratamiento en etapa primaria o fisiológica, el objetivo es la prevención del hábito de los bloqueos por ambiente. Proporcionando pautas al entorno del niño (familia y escuela) para una comunicación sin estrés ambiental, que favorezca su desarrollo del habla y realizando revisiones periódicas por parte del logopeda, con el fin de mantener un periodo de observación hasta su desaparición. Si los bloqueos tienden a aumentar, mantenerse o aparece fuerza o tensión en la expresión , así como frustración a partir de los cinco años, se considerará fundamental iniciar un tratamiento directo con el niño y el entorno familiar por un logopeda especialista en disfemia; y en ocasiones psicológico.
Existen muchas teorías sobre su etiología, como pueden ser orígenes genéticos, neurológicos, conductuales o psicológicos. Pero ninguna de ellas han podido ser demostradas hasta la actualidad. No hay que confundir Difemia/Tartamudez con Taquilalia. Ya que esta última, se considera como síntoma más llamativo, según Froeschels (1946) un habla demasiado rápida en relación a la habilidad para encontrar palabras o construir frases. Se considera según Van Riper (1954,25) Un fraseo y pausas inapropiadas debidas a una velociadad excesiva
Nieves Molina Sánchez. Coordinadora Servicio Logopedia LaRueda
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